Por César Cañedo-Argüelles, CEO, CIFI
La Conferencia sobre Infraestructura Sostenible del Caribe 2025, organizada por el Banco de Desarrollo del Caribe en Bridgetown, Barbados, del 4 al 6 de noviembre, reunió a expertos regionales e internacionales para impulsar la agenda de desarrollo de la región. El evento se centró en definir rutas prácticas hacia una infraestructura resiliente y sostenible, fomentando la colaboración y el intercambio de conocimientos entre los principales actores.
Convertir vulnerabilidades en oportunidades
El Caribe enfrenta un doble desafío distintivo. Sus economías dependen de sectores sensibles al clima, como el turismo, la pesca y los puertos. Gran parte de la infraestructura regional, incluyendo energía, agua, transporte y conectividad digital, fue diseñada para condiciones climáticas y escalas diferentes. Esta desconexión aumenta la exposición de la región a riesgos climáticos y otras vulnerabilidades.Sin embargo, estos desafíos también representan oportunidades de transformación. Al priorizar la resiliencia en el diseño de infraestructura, agregar la demanda regional para reducir costos y adoptar mecanismos financieros innovadores como los canjes de deuda por clima y el financiamiento combinado, el Caribe puede acelerar el progreso hacia un desarrollo más rápido, asequible y verde.La región ya cuenta con modelos exitosos. Barbados completó un canje de deuda por clima, Belice lanzó un Bono Azul y el BID introdujo el marco de Co-Préstamo Azul. Estos ejemplos demuestran cómo los instrumentos financieros creativos pueden liberar espacio fiscal, atraer inversión privada y apoyar directamente la resiliencia climática.
Acelerar la acción para infraestructura bancable
De cara al futuro, es esencial que gobiernos, bancos multilaterales de desarrollo e inversionistas tomen medidas rápidas, pragmáticas y escalables para transformar ideas en proyectos bancables.
Los gobiernos pueden desempeñar un papel crucial eliminando barreras normativas y regulatorias, desarrollando carteras de proyectos invertibles y aprovechando la agregación regional para que incluso los pequeños Estados insulares alcancen la escala necesaria. Publicar una cartera clara de proyectos resilientes listos para iniciar en 24–36 meses, con estudios básicos de factibilidad, estimaciones de inversión, retornos esperados y planes de adquisición, ayudará a atraer inversión.
Los bancos multilaterales deben enfocarse en ampliar las facilidades de preparación de proyectos y desplegar instrumentos específicos de mitigación de riesgos, como garantías, tramos de primera pérdida y vehículos de financiamiento combinado. Al coordinar plataformas de originación para compartir y sindicación, estas instituciones pueden movilizar mayores volúmenes de capital privado y convertir las carteras de proyectos en oportunidades reales de inversión.
Se anima a los inversionistas a comprometer capital paciente en estructuras combinadas, aceptar tramos catalíticos de primera pérdida cuando corresponda y ofrecer financiamiento en moneda local con plazos más largos. La participación temprana en la preparación de proyectos es vital, ya que ayuda a dar forma a estructuras bancables y acelera el proceso de adquisición.
Financiar infraestructura mediante un fondo regional de deuda
Para acelerar verdaderamente la inversión en infraestructura resiliente en el Caribe, es hora de ir más allá de transacciones aisladas y establecer una plataforma regional. Un fondo regional de deuda puede estandarizar instrumentos financieros, agrupar experiencia técnica y movilizar recursos a escala, facilitando el acceso al financiamiento y la implementación de proyectos de alto impacto.
Basándose en la experiencia de CIFI gestionando el Fondo de Deuda para Infraestructura Sostenible en América Latina y el Caribe, surgen varias recomendaciones prácticas para construir un fondo regional eficaz:
Integrar la sostenibilidad desde el inicio: Los instrumentos financieros deben incorporar criterios ambientales, sociales y de resiliencia en su estructura. Los inversionistas son más propensos a comprometerse cuando estas métricas no son un añadido, sino una parte central del bono o préstamo.
Construir alianzas sólidas y gobernanza: El éxito depende de más que precios competitivos. Establecer marcos claros de gobernanza, garantizar transparencia en el uso de los recursos y mantener verificación independiente y reportes estandarizados son esenciales.
Lograr escala mediante colaboración regional: Las islas pequeñas suelen tener dificultades para cumplir los umbrales bancables por sí solas. Al agrupar recursos y crear vehículos regionales, el Caribe puede alcanzar masa crítica y diversificar riesgos.
Siguiendo estos principios, el Caribe puede desbloquear todo el potencial de un fondo regional de infraestructura, canalizando inversiones hacia proyectos que fortalezcan la resiliencia climática y apoyen el crecimiento sostenible en toda la región.


