Por Carla Chízmar, Directora de ASG en CIFI

La infraestructura es el esqueleto del desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe. Desde terminales logísticos hasta proyectos de energía o manejo de desechos, las inversiones dirigidas a estos sectores impactan la vida de millones de personas. Sin embargo, aún existe una disparidad significativa en la incorporación de factores de género en la medición del impacto de estos proyectos. Si queremos garantizar un desarrollo inclusivo y sostenible, es fundamental que adoptemos un enfoque de género en la evaluación de sus beneficios y desafíos.

Brechas de Género e Infraestructura

Históricamente, la infraestructura ha sido diseñada desde una visión neutral al género, asumiendo que sus beneficios son iguales para todos. No obstante, la realidad nos muestra que mujeres y hombres se benefician de estos proyectos de manera diferente. El acceso a energía confiable e infraestructura social de calidad impacta directamente en la seguridad, acceso al empleo y calidad de vida de manera diferenciada según el género.

Por ejemplo, en el sector de las telecomunicaciones, las mujeres enfrentan mayores barreras para acceder a servicios de internet y tecnología, limitando sus oportunidades de educación y trabajo remoto. La brecha digital de género sigue siendo un obstáculo significativo en América Latina y el Caribe, lo que subraya la necesidad de inversiones en conectividad que consideren las diferencias de acceso y uso entre mujeres y hombres.

Medición y Reducción de Desigualdades

Para avanzar en esta agenda, es necesario que los financiadores y desarrolladores adopten marcos de medición de impacto que incluyan indicadores desagregados por género. Esto implica recolectar datos diferenciados, involucrar a las comunidades en la fase de diseño de los proyectos y garantizar que las soluciones de infraestructura respondan a las necesidades de todos los grupos de la sociedad.

Como plataforma de inversión responsable líder en la financiación de proyectos de infraestructura y energía en la región, CIFI ha integrado la medición de estadísticas de impacto diferenciadas por género para todas sus inversiones desde el 2018, alineándose con las mejores prácticas internacionales. El objetivo es habilitar la toma de decisiones basada en evidencia para contribuir a la reducción de desigualdades.

Por ejemplo, medimos el porcentaje de puestos de trabajo ocupados por mujeres en el portafolio de CIFI, lo que ha permitido impulsar una mejora de 15 puntos porcentuales, aumentando del 13 % en 2018 al 28 % en 2023. Los datos recopilados a través de nuestros socios estratégicos nos permiten desglosar la información por país y sector, facilitando la identificación de áreas con mayor necesidad de mejora.

En CIFI, creemos que incorporar indicadores de género en la medición del impacto de los proyectos no es solo una cuestión de equidad social, sino una estrategia inteligente para maximizar los beneficios de cada inversión y garantizar un crecimiento sostenible de largo plazo para toda la región. Un enfoque que integra la perspectiva de género permite identificar oportunidades para dirigir fondos hacia soluciones más inclusivas y con retornos sostenibles.